Monday, December 11, 2006

Augusto Pinochet and the Dirty War in LatinAmerica.

Augusto Pinochet, dictator of Chile for 17 years died yesterday. A bitter-sweet feeling, some people say. He finally left, but without paying for all the trouble he caused.

His deeds were part of a bigger movement that happened in many countries of Latinamerica during the seventies, the so-called "Guerra Sucia" (Dirty War). During this time, militar dictatorships were installed in Brasil, Chile, Uruguay, Argentina, Bolivia and Paraguay; with the aid of USA and following a carefully designed plan called "Operacion Cóndor".

Violence was turned against the population: torture, murder, persecution, manipulation of the information and repression were usual practice. A lot of people disappeared...

Mexico had its own type of Dirty War. Although not under militar dictatorship, around the same time a policy of repression was activated against the oppositors to the regime. The death of Lucio Cabañas and his supporters, the massacre of students in Tlatelolco in 1968 are just some of the examples of the dark period in which the country was thrown. One of the persons accused for these crimes, the ex-president Luis Echeverría, will finally stand trial. Hopefully his case does not finish like Pinochet´s and some justice is done.

For the ones that read in Spanish (sorry, I really did not feel like translating!), here are some fragments of a poem by the Chilean Raúl Zurita. I listened to some of his poems during the meeting of Iberoamerican Poetry. He lived the horrors of the dictatorship and protested against it not only through his work.


"Canto a su amor desaparecido"

Ahora Zurita, me largó, ya que de puro verso y desgarro te pudiste
entrar aquí, en nuestras pesadillas; ¿tú puedes decirme dónde está mi
hijo?


-A la Paisa
-A las Madres de la Plaza de Mayo
-A la Agrupación de Familiares de los que no aparecen
-A todos los tortura, palomos del amor, países chilenos y asesinos:

Canté, canté de amor, con la cara toda bañada canté de amor y los
muchachos me sonrieron. Más fuerte canté, la pasión puse, el sueño,
la lágrima. Canté la canción de los viejos galpones de concreto. Unos
sobre otros decenas de nichos los llenaban. En cada uno hay un país,
son como niños, están muertos. Todos yacen allá, países negros, África
y sudacas. Yo les canté así de amor la pena a los países. Miles de cruces
llenaban hasta el fin el campo. Entera su enamorada canté así. Canté el
amor:

Fue el tormento, los golpes y en pedazos
nos rompimos. Yo alcancé a oí­rte pero la
luz se iba.
Te busqué entre los destrozados,
hablé contigo. Tus restos me miraron y yo
te abracé. Todo acabó.
No queda nada. Pero muerta te amo y nos
amamos, aunque esto nadie pueda enten-
derlo.

(.....)

Murió mi chica, murió mi chico, desaparecieron todos.

Desiertos de amor.
Ay amor, quebrados caímos y en la caída
lloré mirándote. Fue golpe tras golpe, pero
los últimos ya no eran necesarios.
Apenas un poco nos arrastramos entre los
cuerpos derrumbados para quedar juntos,
para quedar uno al lado del otro. No es duro
ni la soledad. Nada ha sucedido y mi sueño
se levanta y cae como siempre. Como los
dí­as. Como la noche Todo mi amor está aquí
y se ha quedado:

-Pegado a las rocas al mar y a las montañas.
-Pegado, pegado a las rocas al mar y a las montañas.

Raúl Zurita, 1985.

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